René Alvarado cruza ese país para llegar
a Santiago de Compostela
Médico chileno "patipelado" asombra a España Ariel Diéguez Sábado 8 de Mayo de 2004
Renato Alvarado Vidal no es un patiperro. Es un patipelado.
Médico de 56 años especializado en imagenología,
más parece
un monje o un brujo. Por eso en Chiloé, su tierra natal,
le llaman "Machi". Hoy vive en Puerto Montt y hace poco
más de una semana partió a España, para visitar Santiago
de Compostela, igual que miles de peregrinos cada año que
es domingo el 25 de julio, el día de la fiesta del apóstol que
le da el nombre a esa ciudad.
Partió desde Roncesvalles, en la frontera con Francia, y
debiera llegar a su destino, en el otro extremo de España,
más o menos el 29 de mayo. Para eso debe caminar 30 kilómetros
diarios, igual que muchos por estos días, pero su viaje es
distinto: anda a pie pelado.
"Ir con botas sería como ponerme tapones y no oír los
pájaros mientras ando. Voy descalzo porque así percibo la
textura del camino y, además, siempre que paseo lo hago
sin zapatos", dijo el médico al "Diario de Navarra".
La periodista Myriam Munárriz, autora del artículo, asegura
que el médico ha despertado curiosidad en la zona, porque
pareciera que está cumpliendo una manda, pero no es así.
"La mayoría cree que es algún tipo de penitencia y cuando
les cuento que soy totalmente ateo y que simplemente busco
el deleite, se quedan perplejos", explica Alvarado.
Algunas piedras le han complicado el viaje, pero sus resistentes
pies aún están intactos.
Reconoce, eso sí, que caminar por
Chile es más fácil.
"Allá las piedras son redondas mientras
que aquí hay grava con aristas, así que
debo equilibrar el peso", explicó "Machi"
al diario español.
"Esto no es ninguna locura. Siempre ha andado así", cuenta a
este diario Virginia Berríos, la mujer de Alvarado. Recuerda que
en Puerto Montt su marido camina a pie pelado trece o catorce
kilómetros dos veces a la semana, sin importar cómo esté el
tiempo, y que sólo a veces usa chalas o un zapato muy
delgado. Si hasta cuando se casó por primera vez andaba descalzo.
Sobre esos momentos en que toda pareja junta las patitas
debajo de las sábanas, Virginia Berríos cuenta que siempre
le ha sorprendido que, a pesar de tantas caminatas, su
marido tiene los pies muy suaves.
|